
Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Tradicionalmente, se celebraban en la ermita de San Mamés las flores de María o flores de Mayo: todos los días de ese mes iban a ... celebrarlas fieles de Bilbao. Pues bien: pese a la liberación de la villa el año anterior, no pudieron reemprenderse en 1875, porque los carlistas, que tenían baterías en los alrededores de Bilbao, dominaban el trayecto y solían disparar. Los ejercicios religiosos se trasladaron a los Santos Juanes. Por lo mismo, peligraban también los socorros populares a los pobres de la Misericordia. Los bilbaínos acusaban a los carlistas por estas fallas religiosas y caritativas: «Tal es su catolicismo».
Puede extrañar el reproche, habida cuenta de que hace 150 años seguía la guerra y cabía suponer que cada bando dominaba su ámbito, y excluía al enemigo, por lo que no tendría sentido la queja liberal de que los carlistas impidiesen la salida bilbaína a «su» territorio. Sin embargo, pese al enfrentamiento y a diarios tiroteos se restablecía paulatinamente la vida cotidiana en Bilbao y los alrededores. Era una normalidad peculiar, que parecía ser fruto de acuerdos tácitos o explícitos entre liberales y carlistas. Así, por ejemplo, los carlistas permitían que los aldeanos fuesen a Bilbao a vender sus productos, terminando definitivamente con los problemas de abastecimiento. Este extremo tuvo sus vaivenes, porque los liberales se plantearon prohibir las relaciones comerciales con el país ocupado por los carlistas, como medio de ahogarles económicamente. No se puso en práctica.
Se había entrado en una fase bélica extraña, en la que no había grandes enfrentamientos -aunque sí algunos como los que se dieron en Getaria y en Balmaseda- y fracasaron los intentos de buscar una solución diplomática. En realidad, la formación por el gobierno de un gran ejército, muy superior al carlista, cercenaba las posibilidades de este y hacía inevitable su derrota a medio plazo. Sin embargo, en la primavera de 1875 el carlismo aún dominaba la mayor parte del territorio vasco, podía mantenerse gracias a los apoyos campesinos y a las contribuciones que impusieron y funcionaba a la manera de un Estado.
Fueron unos meses raros, en los que Bilbao recuperaba negocios y costumbres, condicionado por la proximidad de los carlistas, que, por ejemplo, disparaban con frecuencia desde su trinchera de Larraskitu y a veces desde Mirivilla.
La inseguridad no impidió que se celebrase el aniversario de la liberación de Bilbao el 2 de mayo. «Brillante bajo todos los conceptos estuvo la función cívico-religiosa». El acto principal fue el 'Te Deum' que se celebró en Santiago.
La villa presentaba aquel día un espléndido aspecto, con balcones galardonados. Hubo romería en el Campo Volantín, cucañas, música en el Arenal, pirotecnia, salvas continuas… Pero a las nueve y media de la noche una bala carlista hirió a una mujer, «madre de cinco hijos», junto al puente del Arenal. También se llevaron preso a un inspector de vigilancia que vivía en la Perla. «Los carlistas trataron de molestar por la tarde desde Larraskitu con un vivo tiroteo». Les respondieron desde el Morro y otros fuertes bilbaínos. Notas de este tipo eran habituales en el periódico. Como las amenazas carlistas si había baile en Campos Elíseos. Hubo alguno, con el consiguiente riesgo. Por si acaso, se decidió también suspender la procesión del Corpus.
Pesaba el deseo de volver a la normalidad, pero esta se negociaba. Los carlistas pusieron precio a la reanudación de los trabajos en las minas y ferrocarriles de Ortuella, pero no fue posible porque pidieron una cantidad muy alta. Por lo mismo, hubieron de suspender en Cobarón el tendido de la vía férrea, el tren minero: pedían 2.000 duros para permitirlo. Tampoco hubo acuerdo para que funcionase el ferrocarril del Norte y un ataque carlista impidió que siguiese en marcha la fábrica de El Carmen, en Barakaldo, al cortarle el abastecimiento de agua. Sin embargo, subsistía el acuerdo que permitía la circulación libre de vinos, aguardiente y aceite.
La imagen es contradictoria. Las ofertas de alquileres indicaban que se ponía en marcha el veraneo en Portugalete, un día festivo algunos vecinos corrieron un novillo en Campos Elíseos y se anunciaba que a fines de mayo habría baile en el salón del Gimnasio. La vida cotidiana intentaba abrirse paso y lo hacía en medio de las tensiones militares. Algunos bilbaínos liberales salían a los pueblos de alrededor, pero notaban que no los trataban bien, por lo que se planteaban dar un trato similar a los carlistas que llegaban a Bilbao.
La prensa bilbaína informaba una y otra vez de las penurias económicas que tenía el bando carlista, de los altos impuestos que cobraban y de las exacciones a los liberales. Es posible que exagerase. Sin embargo, sí parece que había cansancio y que era cierta la petición de los pueblos costeros al mando carlista de que retirase la artillería del litoral, para evitar el bombardeo desde el mar, dominado ya por los liberales, pese a que algún barco carlista llegada lograba llegar a Bermeo con municiones y material de guerra. También parece cierta la petición de «la mayor parte de los vecinos de Galdames, Nocedal y Retuerto» presentando «la imposibilidad de satisfacer [a los carlistas] de contribuciones y de raciones de ninguna clase a causa de la completa paralización en su territorio de los trabajos de minas y ferrocarriles, los cuales atraían a braceros que contribuían a aumentar los ingresos de dichos municipios, hoy día nulos».
El cansancio y el esfuerzo económico estaban rebajando los entusiasmos bélicos, pero todavía quedaban los odios que inspiraban las siguientes palabras, escritas por un carlista, que expresaba más ilusiones que realidades: «San Sebastián y Bilbao, esos emporios de la riqueza liberal vascongada y nidos de fecundos creadores de la revolución de estas provincias, están, gracias a Dios, bajo el fuego de nuestros cañones». Tenían que «llevar la desolación, el incendio y la ruina a esos grandes centros de población y la riqueza».
El lenguaje sanguinario proponía arrasar «las bellas, elegantes y costosos casas de San Sebastián y Bilbao» en venganza «por cada proyectil que se arrojase a los pueblos». En algunos ambientes, por tanto, los odios estaban a flor de piel, pero durante la primavera de 1875, las noticias de la guerra, vistas desde Bilbao, eran sobre todo especulaciones sobre futuras operaciones militares y los ocasionales tiroteos entre las baterías que defendían Bilbao y los carlistas que estaban enfrente. El estado de guerra no impedía cierto movimiento de la población y la puesta en marcha del comercio bilbaíno.
Es posible que fuese mera propaganda de guerra, pero tiene interés la denuncia de que existían cuestionables comportamientos sexuales durante la guerra. 'El Noticiero Bilbaíno' se hacía eco de «detalles de la vida un tanto licenciosa de D. Carlos». Según un carlista, que presuntamente escribía desde Pau, esto pertenecía «a la vida privada de Don Carlos y otros personajes de su corte» y no debía ser objeto de crítica. Es posible que la carta fuese apócrifa, pues adoptaba una retorcida forma de defender al rey, pues tales comportamientos estarían justificados porque era «hombre» «y estaba sujeto a debilidades». Según decían algunos, cuando el Cuartel Real llegaba a una población «tienen que esconder a las jóvenes» y en Lekeitio hubo algunas escenas escabrosas. ¿Eran habladurías? Para redondear la imagen, generalizaba las culpas. «¿Los liberales no hacen de las suyas en este capítulo?». Ignoramos si estas habladurías se correspondían con alguna realidad, que no recogen los cronistas de la guerra, pero el ambiente de la guerra las hacía creíbles, pues las utilizaban para la propaganda.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
«De repente, no sientes nada y no puedes moverte»
El Diario Vasco
El motorista fallecido en Quintanilla de Trigueros es hermano del alcalde de Cigales
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.