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Al filo de los cincuenta, a una le da por hacer muchos experimentos –estéticos, vitales, culinarios o profesionales (como este reportaje)–, porque es la edad del 'quién dijo miedo', del 'ahora o nunca'. Y la cosa es que, leyendo noticias sobre Donald Trump he empezado a fijarme en la 'troupe' de mujeres que le rodean –todas con la misma pinta– y en fantasear con copiar (¿un poco?) ese look de chica empoderada y algo sexi que se ha extendido como la espuma en EE UU y que es la marca de toda la élite trumpista femenina. Un híbrido entre una presentadora de la cadena Fox y Miss Universo, como definen los propios americanos. ¿Eso en España no resulta un poco antinatural? ¿Es un look para todas? Vamos a analizarlo: a Melania Trump, esa mujer de mirada gélida y bronceado eterno, máximo exponente de las trumpistas –también conocidas como mujeres Fox, en referencia a la cadena que moldea el mundo al antojo del presidente–, le queda bien...
Y, aunque yo esté políticamente en las antípodas de las ideas de su marido, tengo que admitir que ella es una mujer de apariencia elegante. Lo mismo que las hijas del presidente, Ivanka y Tiffany; Lara –su nuera, casada con su hijo Eric– y Bettina Anderson, la actual novia de Donald Jr., que por cierto es un calco de su ex, Kimberly Guilfoyle (también ex asesora de papá Trump) . Vamos, todas ellas son las reinas del 'Trump style' de pata negra dada su proximidad al líder. Luego están las mujeres en la órbita del presidente como Kristi Noem, secretaria de Seguridad Nacional, o la exabogada defensora del presidente, Alina Habba, también claros iconos de esta corriente estilística. Y salen tanto en los medios de comunicación y en las redes sin un pelo fuera de su sitio ni una ojera ni un michelín furtivo que, como es lógico, han creado escuela y sus looks han saltado a la población 'normal' (aunque sea en versión 'low cost'). De hecho, en España empiezan a verse tímidos conatos…
Pero, ¿en que consiste este estilo 'trumpista'? Muy resumidamente: vestidos ajustados, taconazos, pelo largo y mucho maquillaje pero que no se note.
Se ajustan tanto a un mismo patrón que hasta nos hemos planteado crear un pequeño juego que lo refleje. Basta con escoger entre pelo suelto o recogido y entre un vestido largo o un traje con chaqueta y falda de tubo y ya podremos personalizar a nuestra 'chica Trump'. Al final, empiezo a pensar que a ellas también las 'fabrican' así...
El caso es que este look tan femenino y sexi... lleva mucho trabajo detrás, me temo. He ahí lo primero que me quita las ganas de ensayar ese chic conservador –las revistas de moda también lo llaman así– en mi persona. Además, ni siquiera soy capaz de decidir si me gusta o me repatea. Lo de los taconazos no lo veo para mi día a día (ya me gustaría ver a las 'Fox girls' ir corriendo al cole con ellos a dejar a los niños sin hacerse varios esguinces). Luego, que mi vida no cabe en un bolso canijo de esos que tanto les gustan. Pero, sobre todo, lo que no me encaja es lo de estar 'superfit' para meterme en esos modelitos hiperajustados, algo solo posible si me compro una superfaja que me quite un par de tallas y el oxígeno que me llega al cerebro (quizá esto último a ellas les parezca un detalle sin importancia, pero yo lo considero importante, de momento).
Uff, quizá ese estilo no esté hecho para mí ni para las de mi especie..., pero vamos a asegurarnos. Para ello recurro a Elena Regadera, una excelente asesora de imagen que, además, se explica muy clarito. La pregunto si ponerme un pelín trumpista pija me hará verme más empoderada y más mona. «El look es básicamente ese combo de 'estoy divina, pero clásica'...». Ya, ya. Pero lo que quiero saber es si queda bien o voy a hacer el ridículo, Elena... «Considero que es una estética que funciona en ciertos contextos muy marcados, pero en España se diluye porque nuestra moda es más libre y menos encorsetada». Ay, tengo que apretarla un poco más...
- A ver, ¿es un look apto para todas o no? Por ahí he leído crueles afirmaciones de que, más allá de la 38, es imposible llevar ese estilo tal y como mandan sus cánones... y, si esto es así, ya voy mal.
- Podemos verlo desde varios prismas. Si hablamos de si cualquier persona puede ponerse un vestido tubo con taconazo y melena lisa, por supuesto que sí. Pero si hablamos de lo que exige este estilo para que 'quede como en la foto', ahí la cosa cambia.
- Al grano...
- Este look es muy exigente con el cuerpo, con el pelo, con la piel… Igual algumos modelos te piden una talla 36, abdominales y tener tiempo para estar tres horas dedicada a ello cada día. O sea, no es para todas, y es cero práctico y funcional. Se basa justo en eso: en crear una imagen aspiracional, como si ser 'femenina' fuera sinónimo de ser perfecta. Otra cosa es que te encante vestir ultraceñida con falda de tubo y gloss; entonces, genial. Pero si tu caso es que te estresa que no te cierre la cremallera o que tu pelo no quede como en Pinterest, entonces igual ese look no está pensado para ti, sino lo contrario...
- ¿Tiro la toalla, entonces?
- Yo, como asesora de imagen, siempre comparto con mis clientes y clientas que las prendas y los estilos tienen que adaptarse a ellos y no al contrario. No se trata de cumplir un molde.
Bien, pues vamos a poner a la estilista ante un nuevo reto. Como algunos vestidos de ese rollo me chiflan pero lo último que quiero es que me tomen por una tipa ultraconservadora, un temor que tienen ahora muchas estadounidenses progresistas que de siempre han ido ajustadas y con taconazos, ¿se puede 'customizar' ese estilo para que se adapte a mí y al resto de las mujeres reales del mundo que quieren desmarcarse del tufillo político que desprende?
Regadera afirma que sí: «El truco está en desdramatizar el conjunto: ¿Vestido tubo? Sí, pero con unas sneakers blancas y una cazadora vaquera encima. ¿Pelo perfecto? Mejor unas ondas naturales o una coleta baja con mechones sueltos que diga 'tengo estilo, pero no estoy para concursos de belleza'. ¿Labios nude con volumen? ¿Por qué no pasarte al rojo mate con personalidad? ¿Bolso mini de adorno? Next. Un bolso de esos donde te cabe el iPad, un libro y lo que quieras... ¡Mucho más práctico! –insiste–. La clave está en romper el look, darle otro aire y meterle algo de ironía o rebeldía. Que se note que te gusta la estética, pero no el mensaje político».
Hits de las chicas Trump, según la estilista Elena Regadera
1. Vestidos tubo rojo, blanco, azul: «Superfavorecedores si te gusta marcar silueta, pero no aptos para días en los que te sientes hinchada. Mejor tener uno para ocasiones y jugar con complementos que bajen el tono Miss América»
2. Trajecito entallado: «Muy 'first lady vibes', pero cuidado, que si vas demasiado apretada, pasas de empoderada a incómoda en cero coma».
3. Pelazo liso con mechas rubias o castañas: «Clásico, sí, pero también muy visto. Si te gusta ese, dale un twist: un flequillo, una onda despeinada, un moño con efecto 'me lo he hecho en el coche' y punto».
3. Tacón tipo stiletto: «Elegancia garantizada, dolor incluido. Nada que no se solucione con una buena alternativa tipo botín fino o incluso una sandalia joya bajita. El poder también se pisa plano y mejor».
4. Bolsos mini de mano: «Monos para la foto, pero poco prácticos. Si vas a uno así, compensa con una mochila o bolso secundario donde te quepa todo lo que necesitas para pasar el día».
5. Maquillaje Mar-a-Lago (el refugio de Trump en Palm Beach, con su mansión y club exclusivo incluido): «Es ese 'no voy maquillada' que en realidad son 12 pasos de contouring, bronceador, pestaña postiza y gloss. Si te flipa el efecto, dale. Pero la piel real, las ojeras y los granitos también tienen su punto y reflejan naturalidad y la vida misma».
Con estas claves puedo quedarme con algunas partes del look que tienen un pase sin que la gente piense que voy por la vida con ganas de asaltar el Capitolio junto a unos tíos disfrazados de Toro Sentado... Así que me quedo bastante satisfecha.
Pero, para mayor seguridad, busco otra opinión. Ana Jiménez, profesora de de Tendencias y Consumo de la Universitat Oberta de Catalunya, también tranquiliza mi conciencia política: no cree que eso pase. Para ella, a grandes rasgos, este look de las 'uniformadas' de Trump pretende escenificar una vuelta a los valores «tradicionales, de orgullo nacional» y al sentimiento de identidad cultural que los republicanos creen que se ha perdido (como resume ese 'Make America Great Again').
La oveja descarriada: En el universo Trump solo hay una mujer en lo alto del escalafón que se ha desmarcado de la estética ortodoxa: Usha Vance, la esposa del vicepresidente J. D. Vance. Abogada de origen indio, apuesta en sus looks por la sencillez. No va ceñida, luce una melena natural y con canas y tiene poco apego al maquillaje y a los tacones complicados. La duda de muchos ahora es si la segunda dama acabará sucumbiendo a la presión, como ha ocurrido con algunas chicas Trump que antes no eran así.
«Trasladado al 'marketing' político actual, estos valores han de ser incluidos y proyectados a través del relato... y, evidentemente, actores primarios (y secundarios) los han de mostrar». Y ahí están las mujeres clónicas de Trump, encarnando esos pilares de su filosofía. Especialmente, Melania. «Su papel, aunque secundario, es muy relevante. Porque es un referente en el mundo de la moda y por cómo proyecta ideas como que América es lo primero (por eso usa a menudo los colores de la bandera al vestir). Además, se muestra como mujer empoderada y moderna y, aunque no vaya de mujer alfa..., lo deja notar», sentencia Jiménez. ¿Más mensajes que transmiten la primera dama y sus seguidoras con ese look tan copiado? Sí. «El del éxito visible –vestidos de alta costura, modelos de diseñador– y el de una feminidad sexi pero elegante, sin desorden», enumera. Eso es, supuestamente empoderadas, pero sin orinar fuera del tiesto (una actividad que con taconazos y faldas tubo también tiene que tener su miga).
Fuera de Estados Unidos, tendemos a meter a todas las mujeres del universo Trump en el mismo saco estético –tremendo error– y hasta las hemos empezado a llamar a todas ellas chicas MAGA (el acrónimo del eslogan del presidente, 'Make America Great Again'). Pero Mercedes Gallego, corresponsal de este diario en Nueva York, nos aclara qué allí distinguen perfectamente entre una chica Trump y una MAGA. «Mientras las chicas Fox o chicas Trump son la élite de las seguidoras, las que pueden gastarse dinero en ropa de lujo y en cuidarse –todas tienen unos brazos y unos gemelos supertrabajados en el gimnasio–, las MAGA son... la base, las que, por ejemplo, viven en un pueblo de Michigan y van a los mítines con mallas blancas apretadas (les queden bien o no), camisetas de propaganda, la gorrita roja y exceso de maquillaje», aclara. Vamos, la pesadilla estética de una trumpista pija de las que sientan cátedra con sus modelitos.
El caso es que los dos prototipos le vienen bien al presidente. «¡Ambas hacen falta! Las de la élite son un signo de clase y estatus y su labor es ensalzarle como macho alfa y las MAGA tienen el papel de extender sus ideas, porque son mujeres-anuncio en sí mismas», indica.
-Tantos años en EE UU, ¿alguna vez has vestido un poco en plan chica Trump?
-Hace poco me dieron un premio y a la cena de gala, que es una cosa que les encanta, fui con unos taconazos y un vestido largo. No podía ni andar... Yo, que soy todoterreno. Perdí mi libertad. ¡Tuve que ir en taxi de puerta a puerta! Es dificilísimo ir así vestida... Pero para ellas es su trabajo, 'entrenan' mucho y por eso dan la apariencia de ir cómodas. Pero es eso, pura apariencia.
CRÉDITOS
Diseño y desarrollo web: Anartz Madariaga y Tanya Aguilera
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Óscar Bellot | Madrid y Guillermo Villar
José A. González y Leticia Aróstegui (gráficos)
David González
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