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Iratxe Bernal
Martes, 10 de junio 2025, 00:09
Según la Asociación Española de Robótica y Automatización, el año pasado en España se instalaron 5.160 robots industriales, superando en más de 2.000 unidades la media de los últimos diez años. El sector del automóvil lidera este imparable proceso de automatización –copa el 44% de las compras– seguido de los del metal, alimentación, química y, en quinto lugar, electricidad y electrónica. Para las empresas que les fían su día a día, estos automatismos ofrecen eficiencia y precisión. O lo que es lo mismo, una reducción de costes –de nóminas, entre otros– que compensa su alto precio. Pero también tienen algún inconveniente, como la dependencia tecnológica. El día que el robot se para, se para la fábrica.
No sólo porque operan en procesos clave, sino porque además están intercomunicados unos con otros creando lo que los expertos llaman sistemas ciberfísicos; los automatismos ejecutan los procesos compartiendo constantemente datos sobre su propio rendimiento, lo que permite a la red que los integra a todos hacer cálculos para maximizar la producción conjunta adaptándola a cada momento a las circunstancias en que trabaja cada uno de los robots.
Impulsan. EL CORREO, la Diputación foral de Álava y el Departamento de Industria, Transición Energética y Sostenibilidad del Gobierno vasco y Fundación Vital.
¿Qué es? Punto de encuentro entre 'startups', empresas, inversores, clientes y figuras relevantes del ecosistema emprendedor.
¿Dónde y cuándo? Se celebrará el día 26 de junio en el Palacio de CongresosEuropa.
Inscripciones. arabaventure.com
«Esta complejidad dificulta una seguridad que, sin embargo, cada vez es más necesaria. Las consecuencias de no proteger los robots contra las amenazas de ciberseguridad pueden ir incluso más allá del robo de datos o de tener que detener la producción. Dependiendo de dónde trabaje ese robot, que puede ser un espacio compartido con personas o un hospital, quizá incluso genere accidentes. Por eso hacen falta soluciones expresamente desarrolladas para que un atacante no pueda comprometer estos activos ciberfísicos», explica Endika Gil-Uriarte, consejero delegado de Alias Robotics, empresa alavesa especializada en ciberseguridad robótica.
«Nuestra idea es democratizar la seguridad. Hoy muchas empresas prescinden de ella y no tienen debidamente protegidos sus equipos por una cuestión económica, porque todavía se ve como un gasto y no como una inversión. Sin embargo, cada vez hay más ciberataques y recuperarse de ellos es cada vez más costoso. Nosotros queremos cambiar esto creando soluciones que sean escalables y, por tanto, accesibles», subraya.
El primer producto con que han buscado esa democratización es un antivirus que, «de un modo similar al que el cuerpo humano se defiende de una amenaza, construye capas de protección dentro de la unidad computacional del robot al que protegemos». De ahí su nombre; Sistema Inmunitario Robótico o RIS por sus siglas en inglés.
«Además de dotarlo de una inteligencia basada en nuestra experiencia sobre los riegos más habituales de los sistemas ciberfísicos, damos al ordenador un contexto extendido del entorno en el que opera», explica Gil-Uriarte. Es decir, se le indica, por ejemplo, en qué procesos participa, en qué condiciones debe hacerlo y qué trabajadores están autorizados para conectarse a él, de modo que cuando hay una anomalía sabe reconocerla.
Tras testear la solución «con varios clientes importantes», la firma, que ya contaba con el apoyo de Telefónica y Bugante Invest, logró el año pasado el respaldo del programa EIC Accelerator, iniciativa con la que la Unión Europea apoya la consolidación de 'startups' y pymes consideradas altamente innovadoras y capaces de llevar al mercado tecnologías y productos disruptivos. Esto facilita a la 'startup' el que, de momento, es su siguiente paso; convertir RIS en Alias Security Platform, una plataforma digital dotada de una Inteligencia Artificial que permite automatizar algunas de las tareas que debería realizar el responsable de seguridad de la empresa y que, en caso de amenaza, puede asesorarle sobre las actuaciones que debe llevar a cabo.
«No queremos sustituir al humano, sino aumentar su productividad. Sería algo así como el ChatGPT de la ciberseguridad, sólo que demás se le pueden encomendar las tareas más tediosas o de menor valor añadido», aclara el consejero delegado de la firma. Otro de los pasos delante que darán con este producto es que también podrá emplearse en entornos donde no hay robots, como cualquier oficina.
La firma Alias Robotics es una de las quince 'startups' seleccionadas para participar el día 26 de junjio en Araba Venture, el foro empresarial abierto al público que impulsan EL CORREO, la Diputación de Álava, el Departamento de Industria, Transición Energética y Sostenibilidad del Gobierno vasco y Fundación Vital para generar oportunidades de negocio al ecosistema emprendedor del territorio histórico.
Además de ofrecer soluciones de ciberseguridad a las empresas que instalan los automatismos en sus plantas de producción, la firma alavesa Alias Robotics cuenta con una segunda línea de negocio que está dirigida directamente a los desarrolladores y fabricantes de robots. «Les brindamos la posibilidad de testearlos antes de que los lancen al mercado, lo que permite detectar cualquier debilidad en los sistemas, pero también les podemos ayudar a mejorar el servicio de postventa que prestan a sus clientes porque desarrollamos los parches de seguridad –actualizaciones como las que cualquiera de nosotros hace en el móvil o el ordenador– que pueden instalar cuando sus robots ya están operativos. Es algo por lo que hasta ahora no se habían preocupado, pero que mejora la calidad que ofrecen», explica Endika Gil-Uriarte.
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