El restaurante vizcaíno Casa Garras denuncia el robo de un buey de 1.500 kilos: «Era el mejor que teníamos»

Marina León

Viernes, 6 de junio 2025, 20:46 | Actualizado 23:26h.

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«De este corral de nueve bueyes, donde antes había diez, nos han robado uno de 1.500 kilos, que probablemente pesará 850 kilos en canal». Con esta frase denunciaba este viernes Txema Llamosas, uno de los dueños del conocido restaurante Casa Garras, en el valle de Carranza, «una triste noticia»: la sustracción de uno de los animales que crían para atender a los comensales que demandan sus famosas txuletas.

El hostelero pedía ayuda a sus seguidores a través de las redes sociales de este negocio con más de 45 años de trayectoria. «Todos los que andéis metidos en el mundo del ganado y del transporte o recibiendo a los animales en el matadero, estad atentos», reclamaba. Llamosas, que aparece en un video junto al resto de animales, conmina a que «si veis un buey de estas características, nos lo comuniquéis».

Según explica, el animal sustraído «era uno de los mejores, si no el mejor que teníamos». «No sé quién ha sido, pero seguro que damos pronto con él», asegura confiado en que al delincuente «se le caiga la cara de vergüenza y sepamos qué tipo de gente miserable sois».

Todo apunta a que el caso acabará en manos de la Ertzaintza, aunque el propietario de Casa Garras nada habla sobre si ha presentado ya una denuncia para que se investigue el robo. en todo caso habrá que esclarecer la manera en que alguien se puede llevar de una finca un animal de estas dimensiones sin que nadie repare en ello. La venta de estos bueyes para su consumo asciende a varios miles de euros.

Sacrificio a los cuatro años

La familia Llamosas se encarga de cuidar que estos animales se alimenten y campen a sus anchas en el Rancho Garras hasta que llegue el momento, con al menos cuatro años de vida. Les dedican un mimo especial ya que la insignia de la casa son las famosas Jornadas del Buey, que este año han alcanzado su décima edición. «Llamosas es un apellido muy carranzano. El abuelo hacía queso y era pastor de ovejas. El apodo Garras se lo puso un criado andaluz al verle aquellas manos tan enormes. Era también carretero y con sus parejas de bueyes sacaba la madera de estos montes… Siempre hemos tenido vacas. Por eso nos gusta tanto el ganado», ha explicado en varias ocasiones a este periódico.

Txema Llamosas, tercera generación que lleva el negocio, estudió hostelería en Artxanda y se formó en las cocinas del Azurmendi, con Eneko Atxa, en las de Arzak, Zuberoa y El Bulli, con Ferrán Adriá.