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La próxima temporada de la ABAO estará marcada por el conservadurismo. Se ha apostado por obras maestras que no supondrán ningún desafío para el espectador. ... Todas ellas son caballos ganadores, viejos conocidos del aficionado medio que no romperán los esquemas del neófito. No habrá sorpresas ni riesgos, porque se impone el repertorio italiano más tradicional –'La forza del destino', 'Andrea Chénier', 'Adriana Lecouvreur' y 'Maria Stuarda'– y la única excepción es una ópera francesa ('Werther') que en estilo y expresividad debe mucho al bel canto. De los cinco montajes, únicamente hay uno de alquiler ('Werther'), todos los demás son producciones de la ABAO, en solitario o en comandita, y dos ya se han visto en el Euskalduna.
Como es habitual no faltará un concierto de campanillas, con la soprano estadounidense Nadine Sierra y el tenor donostiarra Xabier Anduaga, que cantarán con la Orquesta Sinfónica de Navarra a las órdenes de Marc Leroy-Calatayud. Será un festín para los amantes de las buenas voces, con un programa por determinar en el que se impondrán las arias y dúos más populares. «¿Clásico? ¿Moderno? Nosotros pasamos de esos calificativos. Nos limitamos a seguir tres principios: excelencia, coherencia y ambición», subrayaba este martes Juan Carlos Matellanes, presidente de la Asociación Bilbaína de Amigos de la Ópera, en la presentación de una temporada que no siempre ha sido tan previsible. No hay que remontarse muy lejos para recordar títulos que ampliaban horizontes, incluso cuando la oferta se redujo de siete a cinco producciones.
Como muestra un botón: en los últimos 10 años la ABAO se ha animado a programar óperas de Strauss ('Salomé') y Poulenc ('La voix humaine') para alegría de los más curiosos. ¿Se volverá alguna vez a tomar derroteros más arriesgados y menos convencionales? De momento, está claro que no. «Con un presupuesto de 8,5 millones de euros, similar a las temporadas anteriores y un cierre algo mejor de lo previsto», en palabras de Matellanes, todo apunta a que la prioridad es la taquilla. Así pues, la ópera más moderna será 'Adriana Lecouvreur', de Cilea, estrenada en 1902, que gira en torno a una actriz contemporánea de Voltaire que supuestamente murió por un ramo de flores envenenado.
Es una obra de corte verista pero muy elegante, con un estilo afín a Puccini, que exige una pareja de cantantes de primera, además de una mezzo de fuste. La ABAO ha fichado a Maria Agresta y Jorge de León, así como a Silvia Tro Santafé y Carlos Álvarez (que interpretará un rol secundario pero lucido). El montaje, que supone un estreno nacional, será suntuoso y espectacular, como es habitual cuando Marco Pontiggia imprime su sello, y tiene la singularidad de que se ambienta a principios del siglo XX. En el foso tomará posiciones la BOS con Marco Armiliato al frente «y eso supone palabras mayores», apunta Cesidio Niño, director artístico de la ABAO.
Nada puede fallar porque todo está atado y muy atado, de ahí que no haya ningún miedo en arrancar la temporada con 'La forza del destino', de Verdi, que siempre se ha considerado de mal augurio en los círculos operísticos hasta el punto de aludir a ella como 'la innombrable'. En esta oportunidad se representará con Carmen Solís, una soprano con agallas, finura y medios vocales; Angelo Villari, un tenor que tampoco defrauda; y Juan Jesús Rodríguez, otro valor seguro. Un plantel sólido al que arropará Euskadiko Orkestra bajo la dirección de Lorenzo Passerini.
El espectáculo con dirección de escena de Ignacio García ya se presentó en 2013 en el Euskalduna y tiene la curiosidad de que traslada la acción del siglo XVIII a la Guerra Civil española, con un caballero mestizo (medio inca y medio español) y una noble sevillana como protagonistas. El libreto, basado en la obra del Duque de Rivas, es una tragedia de principio a fin. El vestuario es una creación del director de escena y de Cesidio Niño «que aprovecha material reciclado en una estrategia de sostenibilidad e innovación».
Otro título que contará con ropajes dignos de atención será 'Maria Stuarda'. La bilbaína Naiara Beistegui (ganadora recientemente del premio Talía) será la responsable de la indumentaria de una ópera de Donizetti que no deja títere con cabeza. El odio y la ambición tienen en este caso nombre de mujer. Ambientada en el siglo XVI, se centra en las figuras de Isabel, reina de Inglaterra, y Maria Stuarda, monarca de Escocia, sin que falte un tercero en discordia, el conde de Leicester. Es una ópera sumamente exigente, que requiere un dominio soberano del bel canto, muy difícil de conseguir.
En Bilbao se tendrá a Yolanda Auyanet, Premio Nacional de Música 2024, para meterse en la piel de Maria Stuarda, que estará acompañada por Maria Barakova y Filip Filipović , «una pareja muy joven y de nivel». La batuta estará en manos de Iván López-Reynoso que llevará las riendas de Euskadiko Orkestra. El montaje de Emilio López, un estreno a nivel mundial, se anuncia como «una mezcla de elementos clásicos y modernos, con un impactante juego de luces».
La nota exótica, fuera del terreno italiano, la pondrá 'Werther', de Massenet, una ópera en la que sentaba cátedra Alfredo Kraus. En el Euskalduna será Stephen Costello quien asuma el rol del enamorado suicida, un romántico perdido de finales del siglo XVIII, y le secundará Annalisa Stroppa como su amor imposible. La música es delicadamente morbosa y melancólica, con momentos de bravura sin caer en el mal gusto. La BOS sacará a relucir toda su paleta expresiva de la mano del Carlo Montanaro, en una producción del Comunale di Bologna con la impronta de Rosetta Cucchi que ha sido alabada «por su inteligencia y refinamiento».
El colofón llegará con 'Andrea Chénier', un título que adoran los tenores porque el protagonista es un poeta revolucionario, con arias y dúos colosales. Basado en un personaje histórico que murió en la guillotina, tendrá en Michael Fabiano, un cantante que nunca se reserva, a un intérprete entregado en cuerpo y alma. Y le dará la réplica Saioa Hernández, una soprano muy cotizada, que en el papel de la sufrida Maddalena, tendrá ocasión de hacerse valer. Juan Jesús Rodríguez hará de Carlo Gérard, un villano que se redime pero no llega a tiempo de enmendar sus trapacerías. La BOS, con Guillermo García Calvo en el podio, sacará lustre a una ópera de gran efectismo teatral, que se ofrecerá en un montaje de Alfonso Romero ya visto en el Euskalduna. Y sí, gustó mucho.
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