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Alrededor de las 11 de la mañana, en los jardines que rodean al Ayuntamiento de Zalla ya olía que alimentaba. Productores y cocineros se preparaban ... para afrontar una nueva edición del Enkarterri Fest, un festival gastronómico que trata de rendir homenaje al 'punch' de los ingredientes de Las Encartaciones. Patrocinado por EL CORREO, este multitudinario evento continúa hoy después de abrir por todo lo alto con un amplio catálogo de actividades para todos los públicos y paladares. Unai Diago, alcalde del municipio, puso en valor a la cebolla morada, la piedra angular que «da sentido al Enkarterri Fest, que nos lleva por el mundo y nos identifica».
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Una de las actividades más demandadas fueron las catas comentadas, que agotaron todas sus plazas. Una de ellas fue la dedicada a la cebolla morada de Zalla, organizada por la Cofradía de La Putxera, desde Balmaseda. «Hemos hecho un menú con la cebolla morada como vehículo conductor, ya que todos los platos la llevan, incluso el postre», cuenta Jokin Salaberri, miembro de la cofradía. Elaboraron un menú «multicolor». «Con el blanco hemos hecho unos espárragos, con el verde unos guisantes con 'kokotxas', el rojo para los callos a la vizcaína y langostinos...», enumeraba. A su juicio, una de las cosas que hacen especial a este festival gastronómico es que «existe una especie de comunión gastronómica», ya que utilizan ingredientes «de todos los productores de Enkarterri».
El buen tiempo animó la llegada de visitantes de numerosos municipio, que junto a los vecinos y guiados por el aroma, acudieron a los puestos dedicados a la venta de hortalizas, pan, cerveza artesanal, tacos, pintxos... Tampoco podía faltar el puesto de talos, un clásico. A la cola para hacerse con uno de ellos estaban Antonio y su nieta Ainara, que desde que comenzó el festival no fallan a la cita. «Venir y comernos un talo se ha convertido en una tradición anual», recordaban.
También hubo espacio para las recetas en directo. Maristak, la Escuela de Hostelería de Zalla, enseñó a preparar una papada confitada con cebolla roja de Zalla y setas en escabeche, un auténtico manjar en el que, por supuesto, no podía faltar el producto estrella del municipio. Hubo quien sacó libreta y todo para no perderse ningún detalle. Es el caso de María Jesús, que contaba con una sonrisa que «este plato no lo he cocinado nunca en casa».
La pasión por la comida no entiende de edades, o eso se demostró ayer en los talleres de cocina dedicados a los más pequeños. Desde Kide Enkarterri se encargaron de enseñarles a cocinar platos tan variados como 'mug cakes', wraps de pollo, hamburguesas o 'calzone'. Gorro y delantal incluidos, se convirtieron en chefs por un día. Además de ello, también organizaron juegos de escape en los que tuvieron que buscar ingredientes secretos.
Alrededor de una veintena de expositores venden hasta hoy sus productos de especialidad a los visitantes, y hay género de todo tipo. Miriam Saratxaga, de la panadería Saratxaga de Galdames, jamás ha fallado a esta cita. «Lo que más me gusta es el ambiente acogedor y cómo está todo montado», incidía. Su puesto es un verdadero imán para los visitantes, que se sienten atraídos por su pan elaborado en su afamado horno, que les ha llevado a ganar el premio de mejor pan de la feria de Santo Tomás por dos años consecutivos. «Se vende mucho», aseguraba. También ofertan pastel vasco y tarta de queso, entre otros manjares.
Kaitxo (Balmaseda), especializada en cafés y chocolate, también atrajo una gran cantidad de visitantes, aprovechando el auge de este tipo de negocios. Jon Mikel González explicaba que hace años no era así y que han tenido que «picar piedra» para que la gente lo valore más. En su caso, venden chocolate y café de origen sudamericano y africano.
A Olga Madinazabal, responsable de Katealde y directamente venida desde Altsasu, lo que más le gusta es el hecho de «conocer la gastronomía de los pueblos invitados», que en esta ocasión ha sido Sierra Mágina (Jaén). En su puesto vende todo tipo de patés y foie y ofrece catas a los visitantes. Quien viene desde un poco más cerca (Muskiz, en concreto) es Susana López, que ofrece hortalizas en su tienda Itsaslur. Aparte de la cosecha de la temporada, afirmó ayer que lo que más se vendió fue el gazpacho, «gracias al buen tiempo»
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